Ateos invisibles.
Seguidamente paso a publicar una reciente carta dirigida al director de EL PAÍS por un lector de Jaén. La traigo al blog porque toca, de algún modo, una cuestión tratada aquí hace algunas semanas. La pregunta era si debía un ateo preocuparse sobre cuestiones relacionadas con Dios y la Religión. Mi respuesta entonces, creo que suficientemente argumentada, fue afirmativa, aunque otros no pensaban lo mismo. Ya se sabe que doctores tiene la Santa Madre Iglesia.
Pues bien. El tal Daniel Broncano Aguilera, autor de la carta que nos ocupa, se declara ateo. Pero yo veo aquí una especie nueva de ateísmo: el autoproclamado “ateo invisible”… Ateo invisible claramente enfrentado al ateo a secas, porque, como se ha visto, precisamente es el ateo quien más debe preocuparse por tales cuestiones mientras que Broncano parece querer decir lo contrario (no insistiré más sobre esto, “porque el tema ya está hablado”).
Para demostrar la inconsistencia de las opiniones de Broncano, procederé del siguiente modo: 1) transcribiré íntegramente su bonita carta y, 2) la transcribiré de nuevo pero cambiando el término “ateo” (invisible) por otro de mi elección para ver qué pasa. Ruego paciencia a los lectores y les pido “que se terminen la sopa”, es decir, que lean ambas versiones de la carta.
CARTA ORIGINAL DE DANIEL BRONCANO
DANIEL BRONCANO AGUILERA
Orcera, Jaén
EL PAÍS
“A los ateos no se nos ve: no hacemos señales de humo cuando elegimos un nuevo gurú, ni cortamos las calles para celebrar nuestros rituales, ni nos metemos con los homosexuales; pocas veces requerimos espacio en los periódicos, porque en realidad hay poco que contar.
Los ateos somos, en resumen, individuos imperceptibles y desorganizados, ni siquiera formamos un grupo. Eso explica que los ateos no tengamos un Estado cuyo jefe se entreviste con Zapatero o que no viajemos a otros países, cual troyanos, para contrarrestar las leyes que no nos gustan, so pretexto de celebrar un festival de la familia.
A los ateos nos aplaca el calor, y por eso si tuviéramos un líder lo esperaríamos echándonos la siesta para acaso recobrar nuestro espíritu. ¡Qué le vamos a hacer, los ateos somos un desastre!
Los ateos –y en esto coincidimos con los católicos- no nos creemos lo del Estado laico. Nosotros –y en esto nos diferenciamos de los católicos- perdonaríamos que a Zapatero no se le viera en nuestras misas, pero es porque nosotros también somos invisibles, y aun así damos ejemplo sin predicar.”
CARTA DE DANIEL BRONCANO SUSTITUYENDO EL TÉRMINO “ATEO” POR OTRO A VER QUÉ PASA.
“A los jienenses no se nos ve: no hacemos señales de humo cuando elegimos un nuevo gurú, ni cortamos las calles para celebrar nuestros rituales, ni nos metemos con los homosexuales; pocas veces requerimos espacio en los periódicos, porque en realidad hay poco que contar.
Los jienenses somos, en resumen, individuos imperceptibles y desorganizados, ni siquiera formamos un grupo. Eso explica que los jienenses no tengamos un Estado cuyo jefe se entreviste con Zapatero o que no viajemos a otros países, cual troyanos, para contrarrestar las leyes que no nos gustan, so pretexto de celebrar un festival de la familia.
A los jienenses nos aplaca el calor, y por eso si tuviéramos un líder lo esperaríamos echándonos la siesta para acaso recobrar nuestro espíritu. ¡Qué le vamos a hacer, los jienenses somos un desastre!
Los jienenses –y en esto coincidimos con los católicos- no nos creemos lo del Estado laico. Nosotros –y en esto nos diferenciamos de los católicos- perdonaríamos que a Zapatero no se le viera en nuestras misas, pero es porque nosotros también somos invisibles, y aun así damos ejemplo sin predicar.”
La modificación de la carta ha consistido en cambiar el término “ateo” (invisible) por “jienense” (o sea, natural de Jaén, de donde es natural nuestro comunicante amigo)… En resolución, tras este sencillo experimento, sostengo que cuando podemos efectuar un cambio semejante sin que esto altere el sentido del texto entonces estamos ante una inconsistencia lógica. ¿Alguien no está de acuerdo?
Pues bien. El tal Daniel Broncano Aguilera, autor de la carta que nos ocupa, se declara ateo. Pero yo veo aquí una especie nueva de ateísmo: el autoproclamado “ateo invisible”… Ateo invisible claramente enfrentado al ateo a secas, porque, como se ha visto, precisamente es el ateo quien más debe preocuparse por tales cuestiones mientras que Broncano parece querer decir lo contrario (no insistiré más sobre esto, “porque el tema ya está hablado”).
Para demostrar la inconsistencia de las opiniones de Broncano, procederé del siguiente modo: 1) transcribiré íntegramente su bonita carta y, 2) la transcribiré de nuevo pero cambiando el término “ateo” (invisible) por otro de mi elección para ver qué pasa. Ruego paciencia a los lectores y les pido “que se terminen la sopa”, es decir, que lean ambas versiones de la carta.
CARTA ORIGINAL DE DANIEL BRONCANO
DANIEL BRONCANO AGUILERA
Orcera, Jaén
EL PAÍS
“A los ateos no se nos ve: no hacemos señales de humo cuando elegimos un nuevo gurú, ni cortamos las calles para celebrar nuestros rituales, ni nos metemos con los homosexuales; pocas veces requerimos espacio en los periódicos, porque en realidad hay poco que contar.
Los ateos somos, en resumen, individuos imperceptibles y desorganizados, ni siquiera formamos un grupo. Eso explica que los ateos no tengamos un Estado cuyo jefe se entreviste con Zapatero o que no viajemos a otros países, cual troyanos, para contrarrestar las leyes que no nos gustan, so pretexto de celebrar un festival de la familia.
A los ateos nos aplaca el calor, y por eso si tuviéramos un líder lo esperaríamos echándonos la siesta para acaso recobrar nuestro espíritu. ¡Qué le vamos a hacer, los ateos somos un desastre!
Los ateos –y en esto coincidimos con los católicos- no nos creemos lo del Estado laico. Nosotros –y en esto nos diferenciamos de los católicos- perdonaríamos que a Zapatero no se le viera en nuestras misas, pero es porque nosotros también somos invisibles, y aun así damos ejemplo sin predicar.”
CARTA DE DANIEL BRONCANO SUSTITUYENDO EL TÉRMINO “ATEO” POR OTRO A VER QUÉ PASA.
“A los jienenses no se nos ve: no hacemos señales de humo cuando elegimos un nuevo gurú, ni cortamos las calles para celebrar nuestros rituales, ni nos metemos con los homosexuales; pocas veces requerimos espacio en los periódicos, porque en realidad hay poco que contar.
Los jienenses somos, en resumen, individuos imperceptibles y desorganizados, ni siquiera formamos un grupo. Eso explica que los jienenses no tengamos un Estado cuyo jefe se entreviste con Zapatero o que no viajemos a otros países, cual troyanos, para contrarrestar las leyes que no nos gustan, so pretexto de celebrar un festival de la familia.
A los jienenses nos aplaca el calor, y por eso si tuviéramos un líder lo esperaríamos echándonos la siesta para acaso recobrar nuestro espíritu. ¡Qué le vamos a hacer, los jienenses somos un desastre!
Los jienenses –y en esto coincidimos con los católicos- no nos creemos lo del Estado laico. Nosotros –y en esto nos diferenciamos de los católicos- perdonaríamos que a Zapatero no se le viera en nuestras misas, pero es porque nosotros también somos invisibles, y aun así damos ejemplo sin predicar.”
La modificación de la carta ha consistido en cambiar el término “ateo” (invisible) por “jienense” (o sea, natural de Jaén, de donde es natural nuestro comunicante amigo)… En resolución, tras este sencillo experimento, sostengo que cuando podemos efectuar un cambio semejante sin que esto altere el sentido del texto entonces estamos ante una inconsistencia lógica. ¿Alguien no está de acuerdo?
Quizá no esté de acuerdo, por alusiones, el alcalde de Jaen, así como todos los ex-alcaldes y todos los candidatos y ex-candidatos a alcalde de Jaén. La carta habla de que no tienen un líder. Un alcalde no tiene porqué ser un líder, pero seguro que en la larga historia de Jaén los habrá habido. El actual ignoro si lo es, pero podría serlo, en cuyo caso perdería sentido esta carta.
ResponderEliminarSi Jaén no es más que un ejemplo, entiendo que lo generalizas a cualquier municipio. En este caso ya si se puede afirmar que habrá no uno, sino muchos municipios en los que el alcalde pueda considerarse el líder de su municipio.
En todo caso, la idea me ha parecido muy buena. Me ha sorprendido la idea. Reconozco que se puede leer perfectamente, sin perder sentido el texto. Pero la idea de fondo no me cuadra, pues los ateos si podríamos decir que son invisibles, por todo lo expuesto, pero Jaén no es imperceptible, pues para los que visiten Jaén se sentirán totalmente rodeados: "Caja de Jaén", "Bar Jaén", "Alcantarilla de Jaén" ... Por no hablar de todos los jienenses con sus D.N.I. matrículas ...
En todo caso, eso de que a los ateos no se les nota, ve, escucha ... no sé si será ahora, pues hace tiempo, cuando quemaban iglesias y mataban a curas, no sé, pero supongo que algo se les notaba, veía, escuchaba ...
Lo que pasa con tu experimento es que efectivamente no se pierde sentido textual, pero sí que pierde todo el sentido intencional del texto, con lo que el argumento es simplón y fácilmente refutable.
ResponderEliminarEs decir, poniendo "jiennenses" se puede leer, claro, pero afirma cosas que son falsas, no posee ningún contenido verdadero: los jiennenses (por usar tu mismo ejemplo) sí forman un grupo, tienen líderes, requieren espacio en los periódicos, unos creen en el Estado laico y otros no... en fin, la carta sólo es coherente para tratar el tema del ateísmo.
Tras este sencillo experimento, sostengo que no tienes ni idea, ni de ateos ni de lógica.
Saludos cordiales.
Alabo la sinceridad de don David pero es una verdadera lástima que don David –acaso por motivos de espacio, o de tiempo- no nos exponga su teoría sobre el ateísmo (si es que la tiene). Lo que sí ha quedado claro es su desacuerdo con el empleo del gentilicio “jienense” (él emplea otra forma, igualmente válida: “jiennense”, pero que yo no he utilizado aunque me la endosa al escribirla entrecomillada –aquí demuestra buen nivel lingüístico puesto que ha empleado un metalenguaje-). El caso es que inicialmente pensé en utilizar “turolense” por aquello de que “Teruel también existe”, o “zapatero”, o “jubilado”…, pero al advertir el origen de la carta –puestos a criticar, ¿por qué don David no ha aprovechado la ocasión para rebatirme afirmando “cómo sabes que Broncano es jienense, en su carta no lo dice, su presencia en Jaén podría ser circunstancial”- yo decidí optar por la solución más cómoda: jienense.
ResponderEliminarDon David ha acertado plenamente en su crítica. Felicitaciones. Es verdad que poniendo “jienenses” se afirman cosas que son falsas –algunas incluso ridículas- pero esto es precisamente lo que yo quería denunciar: observo las mismas falsedades en la carta original donde consta la palabra “ateo”. En cuanto a los problemas lógicos que plantea el uso del término “ateo” tal como está desarrollado en el texto, me refería a que lo considero todo él un argumento falaz. Falaz por apreciar una petición de principio: no sabemos qué entiende el autor de la carta por “ateísmo” tan solo algunas disquisiciones sin importancia (salir o no en los periódicos, no tener líderes, padecer más o menos calor, etcétera), en definitiva, cuando se proclama como “ateo invisible” más parece que estemos ante un caso de “ateísmo sociológico” pero entonces nos saldríamos de las escalas filosóficas para entrar en otras, no sabemos en cuales. Yo diría que psicologistas.
Ya que don David concede gran importancia a los “finis operandis” (esto es, a la intención de quien escribe) y en verdad que la tiene, reclamo la misma consideración para mi comentario. Desde el inicio de mi intervención negué la mayor: no cabe un “ateísmo invisible” y para fundamentarlo me remití al apartado http://paredesz.blogspot.com/2006/09/debe-un-ateo-preocuparse-por-dios-y-la_27.html, pero de esto don David no habla. Como tampoco sabemos si don David es creyente, o agnóstico, o ateo (en cualquiera de sus variantes) nos quedamos con las ganas de conocer las “intenciones” de su comentario. David, pareces persona con inquietudes, te animo a mantener el debate. Un saludo.
Hola, Julio, solamente haré dos matizaciones a tu comentario. Por lo demás, creo que mi respuesta a David vale también para contestar a la primera parte de tu “post”:
ResponderEliminar1) Niego la mayor. No creo que los ateos “deban” permanecer necesariamente invisibles. ¿Por qué razón los ateos “deben ser” invisibles? Diría más: quien se declara ateo tiene una obligación intelectual de entrar en el debate. Reconozco que un católico recibe el mandato de universalizar su mensaje (además debe ser intolerante frente a otros credos) mientras que el ateo –como es obvio- no recibe ninguna orden de ninguna institución. El problema surge cuando en una conversación se exponen razonamientos idealistas ¿debe entonces permanecer en silencio el ateo? ¿Debe permanecer invisible? Si así fuese, ¿qué importancia tiene que en “su conciencia” el ateo se mantenga en un racionalismo cuando este racionalismo no sale siquiera del arco de sus dientes? ¿Qué diferencia habrá entonces entre un ateo, un jienense, un zapatero o un jubilado en este contexto si ninguno nos permite conocer su opinión ante tan relevantes asuntos? ¿No estaríamos, en rigor, ante un ateo-pero-que-no-se-me-note-demasiado? ¿Y qué decir del ateo invisible que acepta, con el fin de permanecer en su anonimato o que no “se monte un pollo”, el mito de la Encarnación? ¿Estaríamos entonces ante un “ateísmo vergonzante” o, en puridad, ante un agnosticismo?
2) Lo de quemar iglesias y matar curas… ¡resulta ya insoportable! No solamente porque habría que depurar responsabilidades: es posible que todos los que mataban curas fueran ateos pero no tengo por cierto que todos los ateos mataran curas. Además, ¿no habíamos quedado en que las matanzas perpetradas por la Iglesia Católica a lo largo de su larga historia debían ser juzgadas no con nuestra actual sensibilidad sino con la del momento histórico que se trate? Pues bien, las mismas “depuraciones” que llevó a cabo la Iglesia son las que hicieron los “partisanos” durante la guerra civil. Y aquí paz y después gloria. El único “pero” que aceptaría es que eran el amor y la caridad los motores que movían a la Iglesia a entregar a los pertinaces a la hoguera, procurando su conversión hasta el último momento. Y cuando esta conversión se conseguía, entonces el amor hacía que la Iglesia conmutase la pena de muerte en la hoguera por la pena, mucho más dulce, de la muerte por el garrote (“y deseoso el escribano de que no se malograse aquella alma que había dado tantas señales de conversión, disimuladamente di vuelta detrás del palo donde estaba el ejecutor y le di orden para que luego inmediatamente le pusiese la argolla y le diese garrote… y al mismo tiempo todos los religiosos a confortarle, predicarle y confiarle a la misericordia de Dios” Francisco Pérez de Baños, 17 de agosto de 1719, citado por Gustavo Bueno en Cuestiones Cuodlibetales, 1989). Las diferencias están claras porque los rojos mataban por deporte.
Juan Carlos, cariño:A mi entender, el ateo, cuando llega a serlo, es un ser que ,como cualquier otro, se " ocupa" de muchas cosas y se " preocupa" por otras tantas.
ResponderEliminarAl nacer en una sociedad creyente es posible que, al recibir mucha información al respecto- religiosa se entiende- puede crear en dicha persona unas creencias determinadas que , en algunos se hacen determinantes y en otros , con el paso del tiempo, la edad y el conocimiento cultural posterior puede ó no cambiar.
El ateo natural ó converso tiene entre su lógica la de aceptar con naturalidad al que no lo es. Claro está que hablo de una persona aperturista culturalmente, dispuesto a escuchar cualquier teoría.
El gran problema del hombre es hacerse a la idea de que ,al cabo de unos años, va a desaparecer sin dejar rastro y- muchas veces- necesita creer por necesidad que su existencia se prolongará en el tiempo.
En realidad, la carta publicada en el "País", dibuja un hombre sin modelo fijo, un auténtico hombre " libre", sin ataduras, sin necesidad de hacerse notar pero, lógicamente, tolerante con todo lo que los demás piensan, siempre y cuando respete al de al lado.
Tan es así que cuando tú cambias ateos por jienenses, nada cambia. Ellos pueden estar representados en " esos jienenses"
! Abajo las ataduras. Viva la libertad de pensamiento!
Un abrazo muy fuerte para tí y los tuyos.
María Luisa
De acuerdo María Luisa. Esto es lo que trataba de demostrar en mi comentario inicial: que el autor de la carta, el jienense ateo, Daniel Broncano, para confesarnos su “libertad de pensamiento”, su “tolerancia” y su “aperturismo cultural” podría recurrir a cualquier otro concepto de nuestra avanzada sociedad. El problema es que se decide por… ¡el ateísmo! Y esto es lo que resulta problemático. Veamos:
ResponderEliminarMaría Luisa, si concedemos que el ateo es aquel hombre sin ataduras, sin modelo fijo, tolerante, auténtico hombre libre…, etcétera, entonces correremos el riesgo de encontrarnos con aquel otro hombre que se declara creyente, sin ataduras (porque Cristo nos liberó), sin modelo fijo (porque su modelo es el Hombre o Dios), tolerante (porque todos somos hermanos), libre (por la misma razón que no tiene ataduras), etcétera. Es decir, no sabremos de qué estamos hablando ya que, al final, la cuestión se reduce a simple psicologismo: sentirse bien o mal, atado o libre… elementos estos que no tienen que ver directamente con la Religión. Al menos, desde la perspectiva del materialismo filosófico.
Por último, quien se considera ateo, como es el caso de quien escribe la carta que nos ocupa, no puede ser tolerante, ni dejar de tener en cuenta las posiciones del teísta o las del deísta, aunque sólo sea para refutarlas y para fijar respecto de ellas su propia posición. En caso contrario, que nos hable como “jienense” o como “abonado de la piscina municipal” de su pueblo, pero nunca como ateo.
Atentamente.
Pero es posible que alguien, contemplando el firmamento,decida, estúpidamente, considerarse ateo. Seguramente esté pensando en un Dios menor...con barba y sayón.
ResponderEliminarDon Raúl. Muchas gracias por su participación. Normalmente, en nuestra esfera cultural, cuando uno se considera ateo proviene de una situación de creencia religiosa. La "conversión" suele ser dolorosa, tras un periodo más o menos largo de tiempo. Sinceramente dudo mucho que alguien se considere ateo, así, de buenas a primeras, contemplando el firmamento.
ResponderEliminarUn saludo.