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28 agosto 2006

Eutanasia procesal.

Se descubrió el pastel. La pobre chica, en un despiste de su “cuidador” aprovechó para poner pies en Polvorosa, tomar las de Villadiego, y huir despavorida de la casa como alma que lleva el diablo. Dizque escapó mientras Wolfgang Priklopil, su secuestrador, realizaba una llamada telefónica… una de tantas llamadas y una de tantas oportunidades de escapar durante los últimos años, se podría decir.

El final de Wolfgang ha sido el esperado. Suicidio. Al parecer, se tiró a las vías del tren justo cuando pasaba un convoy de cercanías… nuestro amigo se podía haber arrojado al paso de un tren de alta velocidad, o incluso haber impactado contra un tren de mercancías a rebosar de tractores procedentes de Korea, pero no, fue contra un cercanías. Antes se decía que, en caso de resultar atropellado en plena calle, era preferible que el impacto fuera contra un SEAT 127 o un 600 porque nunca se sabe, igual el que se rompía era el coche y la pobre e indefensa víctima quedaba sana y salva… Priklopil, electricista, decidió fastidiar el día a los trabajadores austriacos que regresaban al hogar tras la dura jornada laboral.

El caso es que aquí tenemos un ejemplo muy bonito para exponer el concepto de “eutanasia procesal”. En diciembre de 1995 el filósofo Gustavo Bueno propuso sus «Diez propuestas, 'desde la parte de España', para el próximo Milenio». La propuesta quinta decía: "Implantación de la eutanasia para asesinos convictos y confesos de crímenes horrendos". Allí, Bueno argumenta que esta "eutanasia procesal" no debe confundirse con la pena de muerte puesto que estaría basada en el principio ético de la generosidad. Transcribo las líneas fundamentales de esa argumentación:

"Cuando consideramos al asesino como persona responsable, la interrupción de su vida puede apoyarse en el principio ético de la generosidad, como un acto de generosidad de la sociedad para con el criminal convicto y confeso. (...) En el supuesto de que fuese un imbécil moral sería necesario conseguir, mediante un tratamiento pedagógico adecuado, que el criminal alcanzase la conciencia plena de su culpa, y cuando la hubiera adquirido habría que aplicarle el mismo principio que utilizamos ante el criminal ya consciente de su culpa. (...) Por supuesto, descartamos la aplicación a nuestro caso de la hipótesis de la rehabilitación: suponemos que el crimen horrendo compromete de tal modo la identidad del criminal que su culpa no puede ser expiada. No le aplicaremos la eutanasia, por tanto, por motivos de ejemplaridad sino por motivos de su propia personalidad responsable, una e irrepetible".

Por tanto, podemos decir que, el acto final de Prikolpil, el secuestrador, supone el cumplimiento de las tesis de Bueno. No se suicida porque sea un enfermo mental; antes al contrario, se quita la vida en el momento de lucidez en que comprende el mal que ha causado. Si no se hubiera suicidado la sociedad tendría que haber hecho el trabajo por él. Esta postura viene sustentada por un principio básico para Gustavo Bueno: el valor supremo no es la vida sino la libertad. "La persona libre que ha llegado al grado cero de su personalidad merece un acto generoso de la sociedad que le libere del sufrimiento, un suicidio asistido que tiene por fundamento la generosidad" (La Nueva España 24-7-1997). No hablamos de “pena de muerte”, concepto imposible como el de “círculo cuadrado”, porque “sólo cuando la pena se aplica manteniendo la existencia del penado puede considerarse como pena”.

7 comentarios:

  1. Anónimo4:02 a. m.

    ¿Apasionante? ¿qué nuevas alianzas y desuniones aparecerán aquí?
    Es un punto de vista ingenioso. Merece la pena estudiarlo más detenidamente. Pero sólo con estas pinceladas no compro la idea. Puedes llamar a la pena de muerte como quieras, aplicarla en unos casos u otros, pero sigue siendo lo mismo: pena capital. No soy partidario, pero las prisas no me permiten profundizar más ... de momento.
    Sólo una puntualización: La libertad necesita de la vida, pero no así al contrario. Se puede estar vivo y ser libre o no, pero si no se está vivo no eres nada, si acaso fuiste. Por ello, primero hay que estar vivo (estar en el juego) y así hablaremos de libertad o de lo que quieras, pero si no estás vivo, amigo, no estás en el juego.

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  2. Hola Julio, bienvenido de nuevo al blog tras este breve paréntesis vacacional.
    Si te parece entro ya en materia:
    ¿No crees que toda sociedad debe establecer unos límites bien definidos con el fin de mantener una estabilidad firme y no eso que algunos llaman "equilibrio inestable"?. La cuestión es de la mayor trascendencia y no se reduce a un puro nominalismo o a una simple arbitrariedad, que es donde parece que quieres llevar el debate: "puedes llamarla como quieras", "aplicarla en unos casos u otros"... Aquí hablamos de “eutanasia procesal” y de crímenes horrendos que inhabilitan a quien los comete como persona. ¿Realmente crees que el electricista-secuestrador austriaco se habría rehabilitado como persona tras pasar veinte años en prisión? ¿Y en el supuesto de que se hubiera rehabilitado crees que podría seguir viviendo con semejante carga sobre sus espaldas? ¿No se habría suicidado al percatarse de lo acontecido? Esto solo podemos imaginarlo porque resulta que, de hecho, el tipo ya se ha quitado la vida.
    La vida es un valor fundamental, pero no el único. Debemos estudiar el juego que se establece entre los distintos valores para considerar la supremacía de unos frente a otros. Así, existe una corriente de pensamiento que considera que la vida solo es importante si se puede vivir con dignidad (movimiento pro-eutanasia, Salvador Pániker); la iglesia católica, por su parte, admite la muerte de otra persona cuando se actúa en defensa propia; las guerras (de liberación, de invasión, preventivas, justas o injustas, prudentes o imprudentes, etcétera) se llevan realizando desde tiempo inmemorial a sabiendas de que va a morir gente: nuestra situación como estado acomodado viene precedido de la muerte de gran número de personas tras siglos de guerras y de invasiones; los médicos a menudo se ven en situación de elegir entre la vida del hijo “non nato” y la madre, al igual que en ciertos casos de separación de hermanos siameses… en estas prácticas se conserva la vida de aquel que se considera que va a prevalecer (aunque igual muera al cabo de las horas por otras causas) pero no es menos cierto que se siega la vida del otro; los abortos están admitidos en prácticamente todos los países, en ocasiones por cuestiones estrictamente “sociales”, aunque habría que decir que, si la vida es el valor supremo, como tú dices, cualquier aborto debería ser considerado ilegal y deberían nacer no solamente los frutos de violaciones sino también cualquier persona a pesar de su aspecto monstruoso debido a malformaciones congénitas o a su falta de viabilidad debido a enfermedades genéticas detectadas -o no-, durante el embarazo.
    Para continuar con nuestro debate y tras lo dicho hasta ahora, Julio, ¿Sigues pensando que la vida es realmente el valor supremo?
    Quaestio nonimis: una pena solamente la puede padecer quien la sufre. En el caso de la pena de muerte serán los familiares o amigos quienes sufran la pena. El reo ejecutado no puede sufrir pena porque está muerto.

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  3. Anónimo3:14 a. m.

    Estoy totalmente de acuerdo en el interés de la nueva cuestión que has planteado. Se trata de temas fundamentales relacionados con los derechos humanos en los que hay que tomar decisiones. Como planteamiento podría parecer sencillo y, en principio así lo es si lo planteamos con ejemplos más cotidianos. Como suele suceder, cuando estudiamos los ejemplos más conflictivos pues se acercan al límite entre distintos derechos, deberes y libertades, entonces el problema se complica. Esto hace muy importante hacer la pregunta.
    Tu has planteado una primera cuestión que divide a la misma cultura occidental en la actualidad: la pena capital. Tu no la llamas así, la llamas eutanasia procesal. Tu exposición me parece más que correcta, pero insisto en que vas a tener que esforzarte un poco más para hacerme dudar.
    Los Estados Unidos de América son partidarios de esta opción, aúnque me parece que por motivos distintos. Y son partidarios tanto socialmente, como legalmente. Digo socialmente por las encuestas, y legalmente, porque aúnque no todos los estados de la Unión lo contemplen, si es cierto que las normas que rigen al pais en su conjunto lo permiten.
    Por el contrario, en Europa, la práctica totalidad de estados están en contra de la pena capital, tanto socialmente como legalmente, quedando esto reflejado en su constitución, incluida la ya polémica Constitución Europea.
    Finalmente enlazas la cuestión con otras cuestiones que también dividen el pensamiento de toda la sociedad como el aborto y todas las cuestiones que la genética ha puesto sobre la mesa. Me interesan mucho y espero que lo tratemos también.
    En el principio de tu intervención incluyes un chascarrillo del que discrepo. Me refiero a cuando me citas con mi "puedes llamarla como quieras" y "aplicarla en unos casos u otros". No trato de ser difuso, aunque lo siento si eso es lo que ha parecido. Muy al contrario. En cada intervención, si quisiésemos ser estrictos habría que escribir una tesis. De este modo perderíamos dinamismo en las intervenciones. Reconozco que habría que definir conceptos estrictos, como hacer tu, y ver ejemplos reales, para no caer en pensamientos Alicia. No trato de escribir un libro, sino simplemente comenzar con unas ideas centrales que aclaren mi postura, que no soy partidario de la pena capital aunque tu la quieras llamar de otro modo, y que la libertad necesita de la vida pero no así al contrario.
    Si yo soy un apasionado de la filosofía de Aristóteles no puedo pretender que todo el mundo esté a mi nivel. Así que no puedo dar un enunciado aristotélico y el que no lo entienda ... que se lo estudie. Sencillamente, porque quizá, después de un par de años, cuando el resto demos con ello, descubriremos que era una estupidez, y nos hemos perdido el debate. En cambio, alguien puede decir "he visto un fantasma", y todo el mundo le entiende. Pero el quisquilloso, sino quiere entender, puede decir "define fantasma, ¿de qué me estas hablando? cuando te aclares seguimos".
    Yo creo que todos hemos llegado aquí con una misma historia cultural. Damos ejemplos similares, de modo que a poco que queramos, nos vamos a entender. Lo realmente importante no son los ejemplos más o menos afortunados, sino las ideas que tratamos de trasmitir, y esto es lo que deberíamos confrontar: las ideas, que son las que nos mueven. Da la sensación de que en una cena, cuando llegas a la tertulia, con el café, y se habla de algo realmente interesante, todos se ponen un escudo, y en lugar de discutir de las ideas nos limitamos a buscar los errores en las formas. Esto me hace pensar que nos faltan los argumentos.
    Reconozco que el materialismo filosófico de Gustavo Bueno es digno de ser estudiado. Puede plantear los problemas de un modo muy interesante. Pero mentes más privilegiadas que la suya ya son cuestionadas. Abran cualquier libro de Historia de la Filosofía. De modo, que si algo no encaja en el materialismo filosófico no quiere decir que sea impuro y tenga que quemarse (torres más altas han caido).
    No me entiendas mal. Si no metes un poco de caña se queda un poco soso. Por otro lado, tampoco pretendo ser vulgar. Si no se es correcto hay que decirlo, pues podemos terminar escribiendo tonterías. Si meto la pata, prefiero que me corrijan, para no seguir haciéndolo. Podría ser como el que tiene una mancha en la cara y, por contrariar, nadie dice nada y se sigue pareciendo un payaso con la mancha en la nariz.
    Sólo pretendo que si podemos dar una idea sencilla con una frase sencilla no sea necesario escribir un texto tan largo como el mío, por miedo a que no se me entienda.
    Y ya por fin. Centrándome en la cuestión explico brevemente cual es mi razonamiento. Muchos de los que me conocen les sonará a conocido:
    Las personas bien socializadas consideran que vivir en plena civilización aporta más ventajas que vivir solo. Para vivir en sociedad hay que establecer unas normas que eviten desajustes entre los individuos que componen dicha sociedad. Si ya un individuo es complejo para ser estudiado y comprender su comportamiento, una sociedad, así como su historia que nos haga entender ese resultado cultural, es aún mas complejo, y cuanto más complejo sea algo, más fácil es que al final tenga muchos desiquilibrios y termine fallando.
    Mi planteamiento es que la sociedad en la que vivimos es capaz de formar indivíduos correctamente socializados, capaces de vivir con los demás, apreciando las ventajas del grupo frente a la soledad. Pero no es una sociedad perfecta, dada su gran complejidad, apareciendo individuos con "desviaciones": los que no quieren vivir en sociedad y los que hacen un mal uso de ella. Este sería un debate muy amplio, pero trato de mostrar el origen de mi pensamiento. Si nos centramos en los individuos que hacen un mal uso de la sociedad y de sus normas, nos quedaríamos con ese caso extremo que nos plantea Juan Carlos Paredes: Delincuentes terribles.
    Todos estamos de acuerdo en que tales delincuentes hay que separarlos de la sociedad, pues no saben vivir en ella produciendo daños terribles e irreparables.
    Lo mismo sucede con un leon, o con un tigre. Si dejamos una pantera en la calle de una gran ciudad seguro que sucedería algo terrible e irreparable. Pero nadie mata a la pantera, ni al leon ... Todos sabemos que no saben vivir en sociedad y tenemos que tenerlas en el zoo o en su medio natural (otro debate más).
    Si aplicamos la pena capital sobre un preso sólo lo entiendo porque no estamos seguros de las cárceles y que entonces ese preso se escapará y seguirá haciendo cosas terribles. Si esto lo aplicamos al debate nacional estaremos hablando de los presos etarras, con esto me garantizo cinco réplicas por lo menos. Pero si lo generalizamos a cualquier asesino nos daremos cuenta de que nadie pregunta a un asesino porqué ha matado. Sólo se acepta que mates en defensa de otra vida, y aún así, tiene que estar bien justificado, y si no que se lo pregunten a un policía, guardia civil ... De modo que la eutanasia no me habla de algo fundamental como salvar una vida, luego es un simple asesinato, que al ser ordenado por las instituciones sociales, se denomina pena capital.
    Esto creo que ya estaba superado aquí en Europa, y no volver al los vaqueros estaunidenses, que siguen pensando que pueden ir armados por la calle y utilizar su arma si se sienten amenazados ...
    AHORA SI. AHORA ACEPTO QUE ATAQUES SIN PIEDAD. LO DE ANTES ERA UN CHISTE AL LADO DE ESTO!!!

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  4. Anónimo3:00 p. m.

    Había oído hace un par de años hablar de la "eutanasia procesal". Debo decir que ya en su momento, como ahora, me resultó muy clara y evidente. Sin embargo tras aceptar toda su lógica, mi ¿moral? no acaba de aceptarla.

    La mayor parte de los crímenes no son producto de una enfermedad sino de los desajustes económicos y sociales de nuestro entorno. Incluso en los casos que son enfermedad, esta también puede ser a causa de estos desajustes Por ello me parece que hacemos recaer en individuos fallos del grupo.

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  5. Anónimo9:32 p. m.

    ... Juuusto!

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  6. Muchas gracias al firmante como Julio Paredes (JP) por su extenso comentario. Luego veremos si está justificado semejante chaparrón de palabras e ideas con que ha valorado mi intervención. Si analizamos el texto, aproximadamente el 90% de su exposición corresponde a una parte introductoria en la que, realmente, JP se prepara el terreno para lanzar, solo al final, el argumento, la idea-fuerza que estamos esperando desde el comienzo de su comentario. Es algo así como emprender el trayecto Madrid-Valencia pero dando un rodeo por Burgos para ver si evitamos el denso tráfico en la A-3... Para este viaje no hacían falta semejantes alforjas. Intentaré justificar esta impresión.

    El caso es que me temía algo así. El comentario de Julio Paredes constituye una prueba evidente de lo delicado del terreno que pisamos. En general, quienes opinan sobre estas cuestiones primero se justifican ante lo que van a decir. No suele ocurrir así en otros debates. En el caso de la mal llamada “pena de muerte” o bien se apela a la condición de demócrata de toda la vida de quien opina, o también a la propia conciencia como si esta segregara por sí y ante sí el sueño de la razón. No diré más: incluso se manejan unos tipos delictivos (“la eutanasia es un simple asesinato”) en detrimento de otros (me pregunto: ¿por qué no calificar a la eutanasia procesal como “homicidio”, “tortura”, “imprudencia temeraria”, “con alevosía y premeditación”, “con nocturnidad”…?).

    Para no perdernos en generalidades –no en vano, corremos el riesgo de derivar la cuestión hacia indeterminaciones como “el sentido de la vida” o “¿qué pensará Dios de todo esto?”- reexpondré las preguntas que le planteé a JP con el fin de que, esta vez sí, aporte alguna respuesta. De este juego pregunta-respuesta es probable que podamos establecer algunas conclusiones que nos permitan centrar el tema en sus verdaderos quicios.

    Las preguntas son las siguientes:

    ¿No crees que toda sociedad debe establecer unos límites bien definidos?

    ¿Realmente crees que el electricista-secuestrador austriaco se habría rehabilitado como persona tras pasar veinte años en prisión?

    ¿En el supuesto de que se hubiera rehabilitado crees que podría seguir viviendo con semejante carga sobre sus espaldas?

    ¿No se habría suicidado al percatarse de lo acontecido?

    ¿Sigues pensando que la vida es realmente el valor supremo?


    Antes de lanzar de nuevo estas preguntas a la consideración de JP haré algunas matizaciones creo que pertinentes:

    1) No creo que se pierda dinamismo por tratar de ser estricto en lo que se cuenta. El blog permite ese “plus” de seriedad aunque esto no sea obligatorio y el propio blog es capaz de absorber todas las inquietudes. Por seguir con el ejemplo del fantasma que JP ha planteado: si alguien afirma haber visto un fantasma y no dice más, etimológicamente se estaría refiriendo a “la imagen de un objeto que queda impresa en la fantasía”… pero también podría estar hablando de aquella persona “envanecida y presuntuosa”. Cabe otra posibilidad, cada vez menos extendida en la actualidad: que afirmara haber visto la “imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos”. Sin ánimo de parecer quisquilloso a JP ¿a qué tipo de fantasma se refería en su comentario?

    2) Buscar los errores en las formas no supone necesariamente una falta de argumentos. Sencillamente supone que no se avanza en el debate porque no se dan las condiciones para que este pueda llegar a buen puerto. Por ejemplo, si alguien afirma haber visto al fantasma de su abuelo paterno paseando por la Gran Vía madrileña podríamos estar durante toda la jornada dando palos de ciego porque resulta que el buen hombre todavía no ha muerto, está vivito y coleando, solo que se ha comprado un descapotable último modelo. No sé si se aprecia la polisemia en el término “fantasma”.

    3) Si algo no encaja en el materialismo filosófico no hay por qué quemarlo ni considerarlo impuro: precisamente esto iría contra el materialismo filosófico. Estos casos son muy caros al MF porque permiten incorporarlos en las clasificaciones de términos y conceptos que le sirven para tomarlos como referencia, incluso como límite en el peor de los casos.

    4) He creído entender que si un individuo es complejo la sociedad lo es todavía más y, por tanto, será más fácil que termine fallando. Todavía no he podido determinar si JP se basa en teorías de la mente grupal, individualistas o interaccionistas. Por mi parte me niego a conectar groseramente explicaciones psicologistas en procesos políticos o sociológicos.

    5) Dudo mucho de que ninguna sociedad aplique la llamada “pena de muerte” por temor a que sus presos escapen. Sin ir más lejos Sócrates, en la Apología platónica, pudo elegir entre morir o ser desterrado de Atenas. Es sabido que Sócrates consideró peor castigo el destierro y finalmente fue “asesinado”.

    6) La eutanasia procesal no pretende salvar vidas, como si eliminando al asesino evitáramos que este continuara matando. Para eso bastaría con incrementar la vigilancia penitenciaria y elevar los muros de las prisiones hasta una altura imposible. Tampoco se trata de un acto de venganza. Ya se ha dicho que la eutanasia procesal solamente se aplicaría tras un proceso en cuyo final el reo toma conciencia de sus actos y entonces se le aplicaría por generosidad del resto de la sociedad como responsable del crimen horrendo.

    Saludos y espero sus comentarios.

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  7. Anónimo3:11 p. m.

    Sigo.

    ¿Por qué si estoy a favor de la eutanasia digo aguas arriba que "mi ¿moral? me impide" aceptar la eutanasia procesal?

    Si, a la hora de hacer una amniocentesis, detectáramos que el ser que va a nacer va a ser un terrible asesino, ¿qué decisión tomaríamos? Si yo estoy a favor del aborto, (entiéndase de su legalización) ¿por qué no me pronuncio a favor de la eutanasia procesal?

    Será que una vez más se manifiesta mi "rousseaunanismo". Considero al hombre/individuo bueno. Es el grupo el que lo deteriora. Pero, ¡ay!, estoy haciendo víctima a este individuo, cuando las víctimas son aquellos a los que este violó, maltrató o asesinó.

    Y, si el hombre es bueno y puro en su inicio, si logramos recuperar eso de él, ¿podrá aceptar tanto horror cometido por su persona? Pues me caigo con mis ideas y su propio peso y digo aquí que acepto la propuesta.

    Y una vez dicho esto, me doy cuenta que no es nada peregrino que acabe con esta manifestación rotunda. Es que si el hombre es bueno, ¿cómo se va a aceptar a sí mismo tan horrible?

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