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15 septiembre 2006

¡¡Encuentra el gazapo!!

Desde el principio, los sucesivos primeros ministros israelíes se habían sentido fascinados por la figura del Papa como gobernante absoluto y vitalicio: un líder que no debía someterse a ningún control legislativo o judicial. Usando una estructura piramidal y jerárquica, el Sumo Pontífice ejercía una extraordinaria influencia para dar forma a las expectativas económicas, políticas e ideológicas no sólo de los creyentes católicos sino de todo el mundo. (Gordon Thomas. MOSSAD. 2001)

Definitivamente Juan Pablo II fue mi Papa. Él me empujó al ateísmo. El caso tiene ya difícil arreglo porque son ya muchos años de racionalismo, de ensayo crítico, de búsqueda de la verdad, de “asebeia”, de no aceptar nada que se nos suponga revelado por alguien exterior al hombre. En definitiva, son muchos años de filosofía griega.

Con Benedicto XVI no me voy a radicalizar aún más en esta postura, pero me late que se nos puede hacer más ameno el recorrido. El antiguo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe –esto es: Inquisidor- empieza a resultarme simpático. Su padre era un “modesto funcionario del Estado”, como yo, así que resulta fácil encontrar cierta complicidad con esta familia. Mirad, como estamos en el inicio del curso escolar propongo a los lectores de este blog el siguiente ejercicio: he transcrito un texto de Ratzinger, cuando todavía no era Papa, relativo al milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Creo que todo el mundo debe conocer esta historia porque se ha repetido hasta la saciedad, así que ni siquiera os haré un resumen, la doy por sabida. Pues bien, el texto del ex-inquisidor no tiene desperdicio, resulta de una ingenuidad solo admisible en alguien que hubiera militado engañado en las “juventudes hitlerianas” –esa especie de boy scouts arios- aunque es sabido, desde el caso Günter Grass, que datos como este tampoco deberían considerarse relevantes en la biografía de una persona, y menos en alguien como el Papa de Roma, faltaría menos, por aquello del derecho a la intimidad de las personas, y digo yo, por aquello del derecho que asiste a toda persona a modificar su propia biografía.

El texto está extraído literalmente de la página 232 del libro Dios y el mundo, Joseph Ratzinger, Editorial DeBolsillo. 2006, y me he permitido introducir un gazapo para ver si alguien lo encuentra. Evidentemente bastaría contrastar el original cuya referencia se aporta con el texto transcrito pero no creo que nadie tenga este libro en su biblioteca, así que la cosa podría resultar interesante por si pudiera convertirse en reto intelectual para algún visitante del blog. El texto con gazapo reza así:

“Hoy, muchos exégetas que creen en las leyes naturales y consideran imposible algo así, están tentados de tomar esta comida como una mera representación simbólica, y de hecho, el contenido simbólico es muy amplio. Pero no deberíamos cercenar con excesiva precipitación las posibilidades de Dios. En la Iglesia también se dan fenómenos parecidos.

Hace poco estuve en Turín, donde uno de los ancianos padres nos contó cómo en vida de Don Bosco acontecieron en dos ocasiones sucesos muy parecidos. En una, por un descuido, no había suficientes hostias consagradas. A pesar de que había acudido un número enorme de comulgantes, gente joven, apenas quedaban diez o veinte hostias. Don Bosco, sin alterarse, dijo: “Estad tranquilos y repartid, que llegarán para todos”. Y así fue.

En la otra, tras un duro día de trabajo promete a los chicos que todos recibirían castañas asadas. Así que dice a su madre que las prepare. Pero ésta le entiende mal y sólo asa una cantidad que apenas alcanza para diez chicos. La madre, al reparar en su error, se queda horrorizada. Pero él se limita a decir: “No te preocupes, reparte y llegarán, incluso sobrarán”. Y de hecho, así ocurrió también en esta ocasión. Un gran número de testigos lo presenciaron.

En este sentido no deberíamos negar a Dios de antemano que alguna vez pueda hacer lo que normalmente no sucede.”

¿Alguien se atreve a encontrar el gazapo?

1 comentario:

  1. Tere Salazar me advierte telefónicamente de la existencia de un error al principio del tercer párrafo, donde dice: "En la otra, tras un duro día de trabajo promete a los chicos que todos recibirían castañas asadas" según ella debería decir: "En la otra, tras un duro día de trabajo promete a los chicos que todos recibirán castañas asadas." El error estaría en el uso incorrecto del condicional "recibirían".

    Mis felicitaciones a Tere Salazar. Efectivamente hay un error mecanográfico en el lugar que ella ha señalado y que podría dar lugar a invalidar el juego. No obstante, os comento que no es este el gazapo que hay que encontrar ya que se trata de una mera errata. Mis disculpas. El juego sigue.

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