"Operación guateque" y Mr. X
Llevaba algún tiempo queriendo escribir algo relativo a los casos de corrupción sobre licencias de apertura de locales y demás “excesos” descubiertos en el popular Ayuntamiento de Madrid. Lo que al principio fueron solo cinco o seis detenidos ha ido creciendo de tal modo que afecta ya a integrantes de varias concejalías del Ayuntamiento y el número total de detenciones rebasa la treintena… El juez ha decretado el secreto del sumario así que habrá que esperar todavía algún tiempo hasta que conozcamos el verdadero alcance de los hechos.
El caso es que, a la vista de los esquemas publicados recientemente por los periódicos PUBLICO y EL PAÍS (pinchar en las imágenes de arriba y abajo), no he podido evitar recordar aquellos gloriosos años de acoso y derribo por parte del diario EL MUNDO et altrii hacia los gobiernos de González. En aquella época se acuñó (Garzón) la expresión Mr. X como vértice inevitable en el que confluiría una maraña de puestos, cargos, colaboradores necesarios, y demás delincuentes cuya principal característica era que formaban parte de distintos departamentos. La lógica parecía aplastante: si la trama delictiva se redujera a un solo departamento entonces la responsabilidad, en principio, quedaría limitada al encargado de dicho departamento. Si esta trama se extendiera a otros departamentos, entonces, en buena lógica, habría que pensar en la responsabilidad de algún alto cargo que, bien por acción, bien por omisión, como coordinador de la trama delictiva, o por dejación de sus funciones como garante del buen funcionamiento de su administración debería ser tachado como Mr. X (no se le pone el nombre por no “estigmatizarlo)…
Aplicando este método al caso que nos ocupa, y a la vista de los mencionados esquemas de la trama de corrupción en el Ayuntamiento de Madrid, ¿sería muy descabellado imaginar en este asunto la existencia de un Mr. X?
El caso es que, a la vista de los esquemas publicados recientemente por los periódicos PUBLICO y EL PAÍS (pinchar en las imágenes de arriba y abajo), no he podido evitar recordar aquellos gloriosos años de acoso y derribo por parte del diario EL MUNDO et altrii hacia los gobiernos de González. En aquella época se acuñó (Garzón) la expresión Mr. X como vértice inevitable en el que confluiría una maraña de puestos, cargos, colaboradores necesarios, y demás delincuentes cuya principal característica era que formaban parte de distintos departamentos. La lógica parecía aplastante: si la trama delictiva se redujera a un solo departamento entonces la responsabilidad, en principio, quedaría limitada al encargado de dicho departamento. Si esta trama se extendiera a otros departamentos, entonces, en buena lógica, habría que pensar en la responsabilidad de algún alto cargo que, bien por acción, bien por omisión, como coordinador de la trama delictiva, o por dejación de sus funciones como garante del buen funcionamiento de su administración debería ser tachado como Mr. X (no se le pone el nombre por no “estigmatizarlo)…
Aplicando este método al caso que nos ocupa, y a la vista de los mencionados esquemas de la trama de corrupción en el Ayuntamiento de Madrid, ¿sería muy descabellado imaginar en este asunto la existencia de un Mr. X?
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